miércoles, diciembre 15, 2004

Despegar

Llevo días pensando en ello y creo que ya va siendo hora de plantarle cara a la vida. De ganarle la partida, o cuanto menos, no dejarse vencer.

He descubierto algunos de los fallos en la maquinaria que un día me hicieron caer. He detectado los engranajes oxidados y he recordado dónde dejé el tres en uno. Es hora de rectificar y aprender. De respirar muy hondo y llenarse los bolsillos de gominolas muy dulces para el camino. Puede que sea largo.

No se trata de ir contra corriente, ni de pretender que todo cambie porque sí. No. Se trata únicamente de reconstruir parte de lo perdido y saber valorar lo ganado. Alcanzar el equilibrio justo y necesario para mirar de frente el futuro y sonreir. Marcar unas metas y establecer los asideros que servirán de apoyo. Trazar unas simples líneas directrices que permitan no perder de vista las cosas positivas y afrontar con valentía las negativas. Hacerlo mejor.

Sí. Muchas veces las cosas no salen como esperamos. ¿Y qué?. El mundo no se acaba por eso. Aprender a ver el lado positivo de todo lo que nos ocurre (ojo, siempre siendo realistas, nada de autoengañarse o ignorar aquello que es realmente negativo) es todo un arte. Y aprender a aceptar y respetar que en algunos momentos difíciles seremos débiles o vulnerables, también lo es. Nadie es invencible, y mucho menos perfecto.

Habrá momentos buenos y malos. Personas que permanezcan y personas que desaparezcan. Situaciones fáciles y más complejas. Encuentros y desencuentros. Chocolate y manzanas con gusano. Noches a tu lado y días enteros sin ti. Unas veces obraré bien, y otras no. Pero seguro que intento hacerlo mejor la próxima vez. Aceptar las victorias sabemos todos, pero aceptar las derrotas también es importante. Y aceptarse uno mismo, con lo bueno y lo peor, más. Siempre he pensado que cualquier crisis supone un punto de inflexión necesario para el cambio. El error es quedarse estancado y no evolucionar, no asumir los errores ni pretender cambiarlos. No plantarles cara.

Alguien dijo que para despegar primero hay que crear el espacio necesario para abrir las alas... Tres, dos, uno... A volar.