miércoles, diciembre 08, 2004

¿Sola?

¿Nunca te has preguntado lo que sucedería si algún día te despertaras y estuvieras completamente sola? ¿Has pensado alguna vez en la posibilidad de vivir completamente aislada y ajena a todo lo que hoy te rodea? ¿Lo has deseado alguna vez? ¿Crees que serías más feliz?... Estas y muchas otras preguntas son las que hoy rondan mi cabeza.

Los seres humanos somos animales sociales y vivimos enmarañados en una inmensa red social de relaciones. Desde que nos levantamos hasta que volvemos a la cama estamos en contacto con cientos de personas, ya sea de manera directa o indirecta.

Al despertar y lavarnos la cara nos damos los buenos días a nosotros mismos, luego a nuestros compañeros de piso (a veces ocurre en otro orden). Nos vestimos y bajamos a la calle, donde nos cruzamos con decenas de personas de camino a la facultad, miradas de complicidad (que sueño tengo...). El café con leche en la cafetería, sonrisa del camarero que lleva dos horas sirviendo cafés a estudiantes adormilados como tú. Clase de Psicología del Pensamiento. Tu profesor parece que hable solo. De hecho lo hace porque no recibe ningún tipo de feedback positivo (normal, nadie le entiende). Pero ahí estáis todos, mirándoos con cara de desconcierto, incluso miedo, pensando en el día del examen...(comunicación no verbal). Y algo similar ocurre durante toda la jornada. De vuelta a casa, a comprar algo en el supermercado (las cajeras, me encantaría decir cajeros pero la verdad es que casi siempre son mujeres, a veces no son un buen ejemplo de comunicación porque se tienen el rollo aprendido de memoria, pero hay muchas que son encantadoras y se saltan el guión para preguntarte qué tal te ha ido el día). En la frutería, dos hombres se enzarzan en una discusión absurda acerca de la veracidad de las predicciones del hombre del tiempo, y, aunque quieras pasar desapercibida, uno te pide tu opinión. Entonces, con una media sonrisa le explicas que tú eres de Valencia, y que para ti, en esta ciudad, siempre hace frío. Ah! y que como no ves la tele, no sabes lo que ha dicho el hombre ese. Coges tu bolsa de naranjas para zumo y te despides rápidamente. Una vez en tu portal descubres que, una vez más, la puerta está abierta, así que la empujas con el pie y pasas. Esperando el ascensor está tu vecina del segundo, que muy amablemente te pregunta si vives aquí y en qué piso. Tú vacilas un momento porque piensas que lo sabe perfectamente (sólo hay un piso de estudiantes en todo el edificio y tú no aparentas los 30 ni por asomo), además, el otro día montaste una fiestecilla y no te apetece nada escuchar algún comentario al respecto. Pero de nuevo, y con una sonrisa de estudiante responsable, aprietas tu botón y le dices que llevas muy poco tiempo en el piso, pero que estás muy contenta porque es una zona muy tranquila.

Por fin en casa. Dejas las bolsas en la cocina y la carpeta en tu cuarto. Tu compañera de piso está viendo Gran Hermano y te empieza a contar a voces las últimas novedades (al principio no te interesaban, pero acabas por acostumbrarte, incluso un día te descubres siendo tú la que preguntas). Y una vez en tu cuarto, a salvo de todos, conectas el ordenador y te pones a responder emails como una loca.

Cuando te quieres dar cuenta son las 23 h y no has estado sola ni un momento en todo el día. Puede que hubieras deseado no encontrarte a ese chico que te gusta en la cafetería, o que el profesor no te llamara la atención por llegar tarde a clase, o incluso no haber tenido que sonreirle al frutero que tiene tan mal carácter. Puede que odies Gran Hermano o no soportes a algunas personas... Pero ¿realmente piensas que podrías vivir completamente sola?...

Y todo esto, en realidad, para decir que si, como animales sociales que somos, nos "gusta" relacionarnos con otras personas, sean quienes sean... Imagínate si además, te relacionas con personas a las que quieres. Si te levantas de la cama y lo primero que ves es su carita de niño bueno, o esa sonrisa tan especial al entrar en la cafetería de la facultad, o te regalan un abrazo sincero al entrar por la puerta, o un beso antes de dormir. Te leen un cuento o te susurran una canción al oido, aunque sea por teléfono. Te dicen lo linda que estás hoy o lo bien que te sientan los vaqueros. Te regalan una chocolatina o una rosa robada. Te dicen que te quieren o que te echan de menos.

Imagínate que alguien está sintiendo lo mismo que tú cuando le dices que le quieres y dime que no necesitas a NADIE para sentirte feliz...

(PD: A veces desearíamos evadirnos de un mundo que no nos gusta y no dejar entrar a nadie en nuestra vida, pero basta con una sonrisa de un ser querido para darnos cuenta de que ni estamos solas, ni queremos estarlo)