miércoles, febrero 23, 2005

Blanco o de colores

Nieva mucho. Las calles están atestadas de niños lanzando bolas blancas a todo el que se cruza en su camino. La Pza. Mayor está preciosa, y la Catedral parece más pura que nunca. Y no es precisamente un buen día para mi, pero no sé porqué extraña razón no voy a quedarme aquí tapada con mi manta. Quiero sentir el frío en mi piel, lanzar bolas de nieve como los niños y reírme cuando resbale y caiga al suelo de culo.

Es fácil, muy fácil, quedarse en casa a llorar, calentita y arropada, pero ahí fuera el frío te recuerda que sigues vivo, que aunque en un unos días tengas que volver a construir tu pequeño mundo o te sientas sola, el tiempo no para por nadie. Sin contemplaciones, como si se hubiera solidarizado contigo, deja caer una ola de frío para todos. Una especie de llamada de socorro que pocos escuchan.

Por eso, aunque hoy no sea un buen día para mi y tenga que recorrer veinte inmobiliarias bajo la nieve, me pararé de vez en cuando para jugar un rato y reírme a carcajadas del mundo que me rodea. Y teñiré la blanca nieve con los colores que más me gustan.