martes, febrero 22, 2005

Por eso...

Porque se va y le dice adiós con la mano a través del cristal oscuro. Porque se va y piensa que la ciudad nunca volverá a verlos sonreir. Porque se aleja y es inevitable sentir esa presión en el pecho. Porque nada le devolverá ese tiempo ni aquella mirada. Porque no volverá a dormir entre sus brazos ni a susurrarle entre sueños que le quiere mientras él no la escucha. Porque los besos se acabaron y el cielo se les quedó pequeño. Porque pierde una ilusión y gana silencios. Porque aunque nunca dijo nada le habría pedido que se quedara con él sólo una vida más. Sólo una. Nada más.

Porque siempre fue una mujer parca en palabras y desdichada en amores. Porque nunca se quisieron más de lo estipulado ni menos de lo permitido. Porque él nunca pidió nada y prometió menos. Porque adornó sus noches con caricias extraviadas y nadie las reclamó jamás. Porque el tiempo fue suyo y de los dos. Porque el verano se acaba y el dolor inunda los corazones más fuertes. Porque las maletas van cargadas de recuerdos que tal vez perderá en algún rincón de su cuarto.

Porque dio más de lo que tuvo y nunca lo supo. Porque el autobús ya ha abandonado la estación y se queda esperando a que la luna se apague.

Porque una lágrima besa sus labios... Por eso, seguirá esperando.

(PD: Porque siempre hay alguien que se va, alguien que se calla o alguien que llora...)