lunes, febrero 07, 2005

La otra cara de la moneda

La moneda siempre tiene dos caras. Y cada historia mil puntos de vista desde los que ser contada...

La noche de Carnaval. Una noche en que unos se ponen las máscaras, mientras otros se las quitan. Todo vale. Mañana no nos acordaremos porque íbamos borrachos. Una noche de sorpresas. Algunas más agradables que otras.

Mientras una pareja se besa apasionadamente en el centro de la pista dos amigos discuten cerca de la barra. Una muchacha pierde a su gente y vuelve andando sola a casa, donde nadie la espera. La impotencia y la rabia la hacen llorar. Un hombre con traje gris envenena a la joven de ojos verdes con un beso prohibido. Una bruja hace de las suyas regalando caramelos a los más pequeños y los príncipes azules se esconden tras las columnas. Las hadas se olvidan del amor y se dejan llevar por la locura del momento. El alcohol y la fiesta están servidos. Las verdades que más duelen aparecen con la quinta copa. Algunas no duelen, pero hielan hasta el alma más cálida. Se desvelan los secretos más oscuros y las máscaras se hacen añicos en el suelo, pisoteadas por el libre albedrío y la hipocresía. Y encima se pone a nevar, por si todavía quedaba algo de calor donde refugiarse.

Después de todo, puede que en realidad Carnaval sean todos los días y esa noche fuera la única en que cada uno era él mismo y no otro. Puede que, por fin, las máscaras desaparecieran y nos hicieran ver en qué consiste esto del teatro de la vida.