martes, febrero 08, 2005

La tienda de juguetes

La empresa no atravesaba el mejor de los momentos. Podían cerrar el negocio y dedicarse a otros asuntos. Muchas personas les habían recomendado que lo hicieran. Además, había muchos compradores interesados en devolverle la vida a aquella vieja tienda de ilusiones en forma de juguetes de madera. Algunas ofertas incluso resultaban atractivas, de no ser porque escondían las peores y más malvadas intenciones. Para empezar, para llevar adelante una tienda de esas caraterísticas hay que tener fe y creer en la magia, en las sonrisas y los viajes fantásticos a otros mundos, y por otro lado, no se pueden vender las ilusiones en malas condiciones, con defectos de fábrica, y eso era justo lo que pretendían hacer aquellos magnates trajeados. Así que, en contra de toda recomendación, decidieron no vender y seguir poniendo sus ilusiones en aquel pequeño y encantador país de de los sueños. Cambiaron los juguetes de sitio, pintaron las paredes y las estanterías de colores. Pusieron el rincón del cuentacuentos para llevar a los más pequeños de viaje a lugares fantásticos. Empezaron a trabajar desde cero, a reconstruir la historia de aquel maravilloso lugar, a inventar nuevos cuentos y juguetes para todos.

Al principio fue duro, tanto que apenas dos niños atrevidos atravesaban el umbral de la puerta cada día. Parecían asustados, pero siempre volvían. Un día, uno de ellos, le preguntó al vendedor por qué había fantasmas colgados del techo. El hombre, sorprendido, le explicó que también eran juguetes y que en aquella tienda había cabida para todos los juguetes del mundo. El niño, muy convencido, le respondió -Para esos no. Nos dan miedo. Por eso ningún niño se atreve a entrar- Y se marchó, cogiendo de la mano a su amiga.

El hombre habló con su mujer, y esa misma noche decidieron quitar todos los fantasmas de la tienda. En la puerta colgaron un cartel bien grande que decía: Prohibida la entrada de fantasmas.

Ahora la tienda es una de las más concurridas de París y quieren convertirla en franquicia internacional. Pero esa idea tampoco convence a los dueños, que siempre han sido muy especiales para eso de la exclusividad y muy fieles a sus principios.