lunes, abril 25, 2005

Imaginación al poder, o el poder de la imaginación

Cada uno con lo suyo, recogiendo sueños rotos y enviando postales de amor sin destinatario. Sin verdades absolutas ni noción del tiempo o la realidad. Cada uno en su mundo se construye el fuerte como puede y se defiende de la vida, de los cuentos o de las canciones de cuna. Cada cual que viva como quiera y construya sus cimientos sobre el mar, las estrellas o la tierra. Que camine despacio, a la pata coja o en círculos, con la sinceridad por bandera o el victimismo a la espalda. Cada cual que elija con qué soñar y por qué vivir. Que cuelgue su lema en la pared, que le lance dardos a las fotografías en blanco y negro, que rompa cartas e ilusiones y se quede con lo que considere oportuno. Allá cada uno, con lo suyo...

Pero que no sólo queden las palabras y el relativismo, que no puedan los malos sueños o las historias a medias. Que no pese la oscuridad ni el silencio que reinó durante la batalla. Que no decaiga el ánimo ni aún cuando se esconda bajo la cama. Que no ganen las malas intenciones ni el hostigamiento del alma, la perspectiva única ni el poder supremo del egoísmo.

No siempre hacemos lo que debemos, pero imaginamos un futuro mejor y construimos un presente a nuestra medida, para resguardarnos del frío, de la muerte o del insomnio, para tratar de aprender, aún cuando la calma se nos revuelve y todo pierde el sentido que una vez tuvo, aún cuando nada es lo que fue ni parece que existiera nunca... Siempre puedes abrir fuego contra el bando contrario (incluso aunque no lo sea). Parece que todo está permitido. Y no importa a quién hieras si a ti también te hirieron. Cualquier ofensiva parece válida si alegas que fue en defensa propia. Y no importa quién llore ni cuánto, siempre puedes contar lo mucho que tú lloraste... Y así, unos por otros, podemos llegar al fin del mundo sin darnos apenas cuenta, sin conocer víctimas ni verdugos, sin advertir absolutamente nada que no concierna a nuestra vida, y quedándonos únicamente con lo que pobremente alcanzan a ver nuestros ojos.

Cada uno con lo suyo, que no es ni menos ni poco, que haga lo que quiera, que aprenda a ser mejor persona y a evitar absurdas contiendas, que cierre círculos, heridas o castillos enteros, pero que no dispare al aire que ya asfixia, ni abuse del poder de la imaginación para hacer sangrar lo que ya sangra...