lunes, febrero 28, 2005

Emparedado

" Hojas en blanco, noches en vela,
y así me paso la vida entera.
Sé que protesto, no me hagas caso,
yo a mi manera, nunca fracaso.

Soy yo el guionista de mi única novela
y siempre gano y me caso con la buena.
Me va a perder no encontrar mi papel
Emparedado o subido en los tejados.
O no lo entiendo o lo entiendo demasiado.
O tengo todo o todo se me va.

Me quiero perder, ahora soñaré, no estoy durmiendo, no estoy durmiendo.
Este es mi papel, por fin lo encontré, no hay nada escrito, no hay nada escrito.

Deja que llegue la primavera y así me paso la vida entera.
Hoy siento rabia y hoy tengo miedo
Ahora me faltas y ahora te tengo.

Soy yo el guionista de mi única novela
y siempre gano y me caso con la buena.
Me va a perder no encontrar mi papel
Emparedado o subido en los tejados.
O no lo entiendo o lo entiendo demasiado.
O tengo todo o todo se me va.

Me quiero perder, ahora soñaré, no estoy durmiendo, no estoy durmiendo.
Este es mi papel, por fin lo encontré, no hay nada escrito, no hay nada escrito".


(Extremoduro)

(PD: Aunque mi forma de entenderla haya cambiado y no sea ninguna obra maestra de la música, esta sigue siendo mi canción preferida de Extremoduro. Hoy la escucho y me invita a escribir en ese papel en blanco, a no quedarme de brazos cruzados a esperar que llegue por sí solo lo que anhelo.)

domingo, febrero 27, 2005

Me bajo aquí

No iré muy lejos, pero me marcho de aquí, de estas paredes infestadas de odio y amargura ajena. Me voy y empiezo de nuevo a reconstruir mi sitio, un lugar para mi. Para muchos sonará estúpido o poco importante, pero para mi no es así. Llevo desde los siete años siendo arrastrada de un lugar a otro, de una casa a otra, en la misma o en distintas ciudades. Arrastrada de niña y atrevida de no tan niña, he vivido en cerca de veinte casas distintas y en ninguna de ellas durante más de uno o dos años. No es extraño intuir que en ocasiones me haya sentido desorientada, perdida, desubicada, fuera de lugar. Resulta complicado hacer y deshacer maletas tantas veces en tan poco tiempo, decidir lo que te llevas y lo que no, siendo consciente de que pronto volverás a partir de nuevo.

Hace algún tiempo alguien a quien quiero mucho me dijo que es bueno andar de un lado a otro del mundo, no tener sitio fijo, no poseer nada que pese en la mochila, no acumular libros ni recuerdos demasiado pesados para poder deambular por el mundo ligera y efímera, pero siempre y cuando se tuviera un punto de referencia, un sitio al que poder volver. Yo a veces no encuentro esa referencia. Una ciudad sí, una casa sí (incluso dos o tres), pero no una habitación o un espacio sólo para mi. Tengo mis cosas almacenadas en diferentes lugares, mi vida distribuida en las vidas de otras personas. Imagino que suena raro, sobre todo para aquéllos que siempre han sabido cual es su punto de referencia, que nunca han dudado de cual es su sitio, que han dado por hecho que todos tenemos un hogar o una familia como la suya.

Yo me bajo aquí. Me voy. Empiezo de nuevo y por poco tiempo. Cuando esto pase empezaré a recoger mis cosas y haré que se encuentren en algún lugar, para quedarse allí si no todo,mucho tiempo. Celebraré una fiesta por todo lo alto e invitaré a mis fotos, mis cartas, mis apuntes, mis libros, mis peluches, mi ropa, mis zapatos, mis velas, mis figuritas de colores, mis espejos y todos los sueños que un día adornaron una bonita y acogedora habitación de niña. Entonces podré irme, podré seguir caminando y deambulando por el mundo sin preocuparme de nada, sabiendo que siempre podré volver a casa, a mi casa.

Yo me bajo aquí, porque empiezo a marearme y no quiero vomitar más.

sábado, febrero 26, 2005

La playa

Se quedó en la orilla. Con las zapatillas y los camales de los pantalones empapados. No tenía frío. Eran las seis de la tarde y el sol todavía iluminaba su rostro. Estaba inmóvil ante el mar, paralizado por su inalterable constancia. Idas y venidas rítmicas, casi melódicas, le tenían atrapado. Fascinado ante tanta dulzura y tranquilidad se dejó caer, hundiendo levemente sus rodillas en la arena húmeda. Estaba cansado y apenas podía moverse. La brisa acariciaba su cara y arrastraba sus lágrimas hacia el vacío. Unas lágrimas diminutas y discretas que zigzagueaban por sus mejillas hasta llegar al suelo en saltos acrobáticos desde las alturas de su barbilla. El mar se acercaba cada vez más a él, como atraído por su llanto. Las olas fueron atravesando su piel lentamente, mojando cada rincón de su alma, limpiando, acariciando su cuerpo. Cerró los ojos y siguió llorando, dejando que sus lágrimas hicieran el amor con las olas, perdieran el miedo y se marcharan con el mismo ritmo tranquilo con que habían llegado hasta él. No se movió durante horas. Allí, arrodillado ante la inmensidad de la calma, fue poco a poco absorbido por ella, tragado por las idas y venidas, sumergido hasta las profundidades del océano, mientras un adagietto sonaba en su memoria y le devolvía la paz y la coherencia que había estado esperando.

viernes, febrero 25, 2005

Botella medio vacía

No hay cuentos de princesas que puedan convencerte. No hay castillos en el aire ni ficción que supere la realidad. No hay un cielo más allá del infinito ni caracolas en las que se escuche el mar. No tienes la llave del arcón secreto ni las escaleras para llegar al sol. No hay luz ni brillo, voces ni abrazos. No hay lágrimas mudas ni oídos sordos. No hay tiempo ni prisa, silencios ni gritos. No hay pasillos con final ni vidas cruzadas. No hay magia ni pinceles para adornar las paredes de tu nuevo mundo. No queda pintura ni purpurina para esconder tu triste rostro bajo una máscara original. No quedan sorpresas ni papel de regalo para envolverlas. No hay miradas ni manos amigas que enjuguen tu llanto. No hay nada más que una botella medio vacía sobre la mesa y unas ganas terribles de salir corriendo.

(PD: Porque hay momentos para todo, incluso para sentirse sola)

jueves, febrero 24, 2005

Soberbio aburrimiento

Que triste resulta encontrarse con personas cuyas vidas escapan a todo significado y coherencia. Que triste inventarse historias y calumnias para otros con el único fin de hacer daño (o intentarlo). Que triste vida la de aquellos que no la tienen y han de recurrir a las ajenas para sentirse parte del mundo. Que triste...

Que lástima que no se sepa escribir o ser un poquito elocuente. Que lástima que no se sepa mentir con elegancia o perspicacia. Que lástima perder el tiempo de manera tan absurda. Que lástima...

Soberbio aburrimiento el de aquél (o aquélla) que inventa nombres e historias sin sentido para atentar contra alguien. Soberbio y estúpido intento de herir o asustar. Cobarde atrevimiento e inverosímil argumento. Soberbio aburrimiento y escasa imaginación...

miércoles, febrero 23, 2005

Blanco o de colores

Nieva mucho. Las calles están atestadas de niños lanzando bolas blancas a todo el que se cruza en su camino. La Pza. Mayor está preciosa, y la Catedral parece más pura que nunca. Y no es precisamente un buen día para mi, pero no sé porqué extraña razón no voy a quedarme aquí tapada con mi manta. Quiero sentir el frío en mi piel, lanzar bolas de nieve como los niños y reírme cuando resbale y caiga al suelo de culo.

Es fácil, muy fácil, quedarse en casa a llorar, calentita y arropada, pero ahí fuera el frío te recuerda que sigues vivo, que aunque en un unos días tengas que volver a construir tu pequeño mundo o te sientas sola, el tiempo no para por nadie. Sin contemplaciones, como si se hubiera solidarizado contigo, deja caer una ola de frío para todos. Una especie de llamada de socorro que pocos escuchan.

Por eso, aunque hoy no sea un buen día para mi y tenga que recorrer veinte inmobiliarias bajo la nieve, me pararé de vez en cuando para jugar un rato y reírme a carcajadas del mundo que me rodea. Y teñiré la blanca nieve con los colores que más me gustan.

De niños y locos

Pedro le quitó la pelota a Laura y le dijo que ya no era su amigo porque le había dado un caramelo a Juan. Laura le quitó el caramelo a Juan y le dijo que ya no le ajuntaba porque por su culpa Pedro le había quitado la pelota. Juan le pegó un coscorrón a Pedro y le dijo que ya no era su amigo porque por su culpa Laura le había quitado el caramelo. Pedro le dio un balonazo a Laura y le dijo que era idiota porque por su culpa Juan le había hecho un chichón. Laura le dio un puntapié a Juan y le dijo que era tonto porque por su culpa ahora tenía la cara roja de un balonazo de Pedro. En eso que llego Marta y les dio un caramelo a Juan y otro a Pedro, que se fueron a jugar con ella. Manuel invitó a Laura a jugar al balón y pronto todos acabaron formando un círculo enorme en el patio para poder jugar juntos.

Pedro le quitó el regalo a Laura y le dijo que se olvidara de él porque le había dado un beso a Juan. Laura le robó su beso a Juan y le dijo que no volviera a acercarse a ella porque por su culpa Pedro ya no la quería. Juan le pegó una colleja a Pedro y lo mandó a la mierda porque por su culpa había perdido a Laura. Pedro dejó de llamar a Laura porque por su culpa ya no se hablaba con Juan. Laura discutió con Juan y le dijo que la dejara en paz porque por su culpa había perdido a Pedro. En eso que llegó Marta y besó a Juan y a Pedro, que se enamoraron de ella. Manuel invitó a Laura a salir y pronto todos compartieron cervezas en el bar de la plaza.

Pedro se marchó a estudiar a Londres y allí se reencontró con Juan, con quien una noche tras varias cervezas acabó haciendo el amor apasionadamente en un motel de carretera. Manuel y Marta estuvieron varios años juntos y ya tenían fecha de boda. Laura conoció a un saxofonista aturdido, vegetariano, bohemio y trasnochador y se volvió hippie, vegetariana y feminista. Estuvieron dos años recorriendo el mundo en busca de paz y amor.

El día de la esperada boda se reunieron todos en la puerta de la Iglesia del colegio (que si no lo he dicho era de curas) donde estudiaron, y después de contarse mil hazañas decidieron ir a tomar unas cañas. Unas detrás de otras...

Y justo lo que estáis pensando, ni boda, ni banquete, ni nada de nada. Juan se fugó con Manuel a las Bahamas. Marta y el músico aturdido montaron un dúo a lo Pimpinela y Laura y Pedro formaron una asociación feminista en su pueblo.


" Sabemos que ha pasado mucho tiempo, pero ahora por fin somos muy felices. Vivimos en la Sierra y acabamos de ser papás. Se llama Marta y tiene tus mismos ojos. Juan se quedó en las Bahamas y del dúo lo último que sabemos es que fueron número uno en los cuarenta hace unos meses.

Nos gustaría que fueras el padrino de Marta, Pedro. Esperamos que te haga la misma ilusión que a nosotros. Al fin y al cabo, tú eres el padre biológico.

Un abrazo muy fuerte, Laura y Manuel ."

martes, febrero 22, 2005

Por eso...

Porque se va y le dice adiós con la mano a través del cristal oscuro. Porque se va y piensa que la ciudad nunca volverá a verlos sonreir. Porque se aleja y es inevitable sentir esa presión en el pecho. Porque nada le devolverá ese tiempo ni aquella mirada. Porque no volverá a dormir entre sus brazos ni a susurrarle entre sueños que le quiere mientras él no la escucha. Porque los besos se acabaron y el cielo se les quedó pequeño. Porque pierde una ilusión y gana silencios. Porque aunque nunca dijo nada le habría pedido que se quedara con él sólo una vida más. Sólo una. Nada más.

Porque siempre fue una mujer parca en palabras y desdichada en amores. Porque nunca se quisieron más de lo estipulado ni menos de lo permitido. Porque él nunca pidió nada y prometió menos. Porque adornó sus noches con caricias extraviadas y nadie las reclamó jamás. Porque el tiempo fue suyo y de los dos. Porque el verano se acaba y el dolor inunda los corazones más fuertes. Porque las maletas van cargadas de recuerdos que tal vez perderá en algún rincón de su cuarto.

Porque dio más de lo que tuvo y nunca lo supo. Porque el autobús ya ha abandonado la estación y se queda esperando a que la luna se apague.

Porque una lágrima besa sus labios... Por eso, seguirá esperando.

(PD: Porque siempre hay alguien que se va, alguien que se calla o alguien que llora...)

lunes, febrero 21, 2005

El amor sólo lo puede entender un idiota

" Cuando tenía quince años me di cuenta de que era idiota, y ahora que voy a cumplir treina y cinco no sólo sé que todo el mundo es idiota, sino que además nunca dejamos de serlo"

(Pere-Lluc, Santi Millán, en "Amor idiota", la última de Ventura Pons)

domingo, febrero 20, 2005

Aterrizando...

Estaba aterrizando sobre la realidad. No era fácil abrir los ojos después de tanto tiempo dormida, viviendo en una especie de quimera. Pero era necesario y había decidido aterrizar por fin.

No olvidaría lo que fue, ni a la niña que llevaba dentro. No dejaría de soñar ni de volar lejos, pero procuraría tener los pies bien amarrados al suelo. No dejaría de amar ni de luchar por sus anhelos, pero procuraría usar todo lo que había aprendido para equivocarse menos la próxima vez.

Puede que tuviera que haber aterrizado hace tiempo, antes de perder tanto, pero no supo, no pudo o no quiso hacerlo. Ahora sentía que era el momento de volver a casa y lo hacía contenta por todo lo que había vivido, por los maravillosos lugares que había sobrevolado y todas aquellas personas que le dejaron entrar. También por las que le enseñaron la salida.

Estaba aterrizando sobre la cruda realidad, y la torre de control ya había dado la orden de despejar la pista para que todo saliera según lo previsto. Bien.

(PD: Porque todos los viajes, por maravillosos que sean, tienen un principio y un final, y ella lo sabía)

sábado, febrero 19, 2005

"He dejado de creer"

" He dejado de creer en los mitos adorados,
hoy he dejado de creer...
he dejado de creer en los sueños oxidados,
hoy, hoy he dejado de creer...

Por qué no valoramos lo sencillo,
por qué ya no pensamos como lo hacen los chiquillos,
por qué se hace tan grande esta distancia,
dime por qué, por qué, por qué...

Hoy no me quedan lágrimas que echar,
hoy creo en el amor y nada más,
hoy necesito verte una vez más aquí a mi lado
hoy, hoy se ríe de mi esta soledad...
y mírame, yo sigo estando aquí,
llevando el peso de este desengaño...

He dejado de creer en los que vuelan tan alto,
yo tengo mis pies bien amarrados...
he dejado de creer en los premios y premiados,
yo soy feliz en mi escenario...

La suerte y vanidad no duermen juntas,
orgullo y humildad no van cogidos de la mano,
por qué no das respuestas a mis preguntas,
dime por qué, por qué, por qué...

Hoy no me quedan lágrimas que echar,
hoy creo en el amor y nada más,
hoy necesito verte una vez más aquí a mi lado,
hoy, hoy se ríe de mi esta soledad...
y mírame, yo sigo estando aquí,
sintiendo el éxito de mi fracaso...

He dejado de creer en las modas pasajeras,
yo seguiré viviendo a mi manera...

Vigila a los que te ofrecen su vida,
con promesas incumplidas, luego te darán la espalda...
ignora a los que dicen que te adoran,y utilizan su poder olvidando su palabra...
no creo en esas reglas y doctrinas,
que te imponen los de arriba,
yo soy fiel a la esperanza...
separa la verdad de la mentira,lo vulgar de la ironía y el querer de la distancia...

Hoy he dejado de creer... "

(David de María)

(PD: No sé si este chico llegará lejos, pero reconozco que tiene canciones que me llegan, y esta es una de ellas. )

viernes, febrero 18, 2005

Sucede

Sucede que te has ido y la música ha dejado de sonar. El sol se ha despertado por el jaleo que hemos armado en la estación y la cerveza se ha acabado en todos los bares de la ciudad.

Sucede que te has ido y las calles han cerrado sus puertas y han colgado el cartel de "cerrado por vacaciones". La urbe guarda silencio y sólo se escuchan nuestras voces al doblar cada esquina.

Sucede que Ismael se pregunta "¿qué andarás haciendo ahora?" y yo le respondo que estarás viendo un espectáculo de danza en el Ateneo Mercantil, rodeada de tu gente y el color de nuestra añorada Valencia.

Sucede que te has ido y ya deseo que vuelvas a contarnos las hazañas, los abrazos y las despedidas que has ido a buscar. Que respires profundamente y te llenes de vida, y nos contagies un poco del buen rollo que habrás encontrado allí.

Sucede que me he quedado dormida recordando pasajes que tenía olvidados y sólo tú conoces. Que he soñado con Londres y con París, con nuestros príncipes desaparecidos. He perdido la noción del tiempo acordándome de unos besos robados, de un sentimiento que se apagó antes de prender... Y me pregunto si algún día haremos realidad nuestros sueños.

Sucede que te has ido y ya empiezo a desvariar, así que vuelve pronto y tráeme una buena dosis de cordura, que te la pagaré con amor.

jueves, febrero 17, 2005

Aquella niña...

Aquella niña de ojos alegres que soñaba que podía volar. Aquella niña que pasaba horas inventando historias para otros, creando un mundo de fantasía para ella misma y prometió convertirlo en realidad algún día.

Aquella niña que adoraba montar en el tiovivo de la feria y regalarle vida a todas las figuras inertes que lo componían, la que se pasaba toda una tarde con un enorme algodón de azúcar o una manzana de caramelo.

Aquella niña que un día imaginó cómo sería su vida cuando fuera mayor y se asustó un poco. La misma que empezó a creer muy pronto en el amor y en los cuentos de hadas, en los príncipes azules y las princesas prisioneras del deseo.

Aquella niña que lloraba escondida bajo las sábanas y jugaba sola en su habitación a viajar por un mundo imaginario. Aquella que deseó con fuerza, como su abuela le había enseñado, que sucedieran cosas hermosas en su vida. La que se prometió ser feliz y a veces lo consiguió, muchas veces.

Aquella niña que se estremeció con su primer beso, y con el último, que dibujó corazones en cristales empañados con su nombre dentro. La que se levantaba cada mañana de un salto ilusionada por encontrarse con ese chico de clase que tanto le gustaba y tan poquito caso le hacía.

Aquella niña que pronto descubrió que querer duele, que el amor además de maravilloso es complicado, que aprendió a disimular sus sentimientos y a tener miedo. Aquella niña que conservó su inocencia pese a todo, que encontró consuelo y rechazo, que buscó comprensión y cariño. La misma que se negó una y mil veces a complacer al director teatral y jamás fabricó una armadura eficaz contra las emociones. Aquella que supo defenderse del odio con amor y del orgullo con nobleza, aunque no siempre le fuera bien.

La misma niña que hoy dibuja corazones en el papel y su nombre en la pizarra, que escribe cartas de amor y sigue soñando con que un día él la mire a los ojos y le diga que la quiere y que siempre la querrá.

Aquella niña es la que le devuelve la ilusión cuando nada es como quisiera. La que le guiña un ojo en el espejo mientras se peina. La que le susurra nanas al oido cuando no puede dormir. La que le aparta el pelo de la cara cuando agacha la mirada. La misma que le saluda cada mañana al entrar en clase, o le persigue mientras pasea por el parque y se esconde detrás de los árboles para darle sustos y reirse a carcajadas. Aquella niña que la abraza cuando se siente sola y le pide que nunca la abandone cuando sufra.

Es la niña que nunca desaparece por muy oscuro que esté todo, la que cree, la que sueña, la que vive dentro de ella y la hace sonreir cada día. La que le regala cuentos y canciones, anda con ella el camino que trazaron juntas y le promete un final feliz.

Aquella niña es la que sabe volar y la lleva de la mano hasta el País de Nunca Jamás.

lunes, febrero 14, 2005

San Tararí

Hoy se respira más amor del habitual en las calles. Los locales se visten con corazones de todos los tamaños y menús especiales para todos los gustos y bolsillos. Las parejas salen a pasear cogidas de la mano, como si de todo un acontecimiento se tratase. Hoy es el día en que muchos se dirán te quiero por primera vez. O por última, hasta el año que viene, que no conviene acostumbrarse... Algunos, incluso se harán regalos esta noche, a la luz de las velas, y se prometerán amor eterno bajo las sábanas. Y al amanecer, de vuelta al trabajo, como si nada hubiese ocurrido.

En la cafetería, la gente me mira y cuchichea. Soy la única que está sola, frente a una cerveza y cuatro libros recién adquiridos. Disfruto, pero ellos no lo saben, o no lo entienden. He paseado varias horas cerca del río, pensando en mis cosas, reorganizando mis planos y mis metas. He navegado un rato entre libros y poemas, en mi librería favorita, y ahora estoy aquí, deleitándome con mis regalos, dedicándome todo el amor que poseo. Unos se regalan flores, bombones, palabras vacías, promesas sin sentido o silencios, y yo me he regalado libros. Cada uno entiende el amor de manera diferente. Mientras ellos se preguntan si estaré esperando a alguien, si me habrán dejado plantada o seré un bicho raro, yo me pregunto qué tiene de especial y romántico pagar la cuenta de una persona por la que no sienten nada, hacerle un regalo porque lo marca la tradición o salir a pasear una vez al año... Muchas parejas llevan largo rato sin hablarse, sin mirarse apenas. ¿Dónde está el amor ahí? Que alguien me lo explique, si puede.

Yo sigo con mis cosas, con mis libros y mi cuaderno de bitácora, con mi cerveza y mis sueños, creyendo en un amor que nada (o muy poco) tiene que ver con esto.

El AMOR debería celebrarse todos los días, y esto no es más que una farsa, es San Tararí que te vi.

(PD: Felicidades a aquellos que no necesiten de un día marcado en la agenda para amar, regalar flores, te quieros o libros, para aquellos que sepan lo que es el AMOR DE VERDAD)

domingo, febrero 13, 2005

AMOR EN MAYÚSCULAS

Caminan de la mano,o abrazados, ajenos a todo lo que ocurre a su alrededor. Se paran en los escaparates de cada librería y de cada tienda de antigüedades, ante las monumentales fachadas. Elaboran un álbum de nuevos recuerdos y futuros proyectos comunes. Se besan en cada parada, en cada semáforo. No importa quien les mire, quien les envidie. Ellos se aman y eso es lo único que vale. Bromean todo el tiempo. Le cierran la puerta en las narices a los celos y las malas caras. Han aprendido a amarse y respetarse profundamente, a entregarse y apoyarse el uno en el otro, sin miedos ni desconfianzas. Su complicidad es increíble. Se buscan continuamente en la mirada del otro. Se observan, se escuchan, se cuidan y se miman con cada gesto y cada palabra. En sus ojos se ve perfectamente reflejado el deseo cada vez que se encuentran sus miradas o sus manos. Después de tres años siguen tan enamorados, o más, que el primer día.

Y a mi se me cae la baba viéndoles tan felices, tan seguros y vivos. Y recuerdo de dónde vienen mis sueños, dónde nació mi ideal de pareja y de relación. Recuerdo porqué siempre creí en el amor y en los príncipes reales. Porque él, sin duda y para ella, lo es.

Ese es el AMOR que yo anhelo y espero encontrar algún día, tropezar con él y quedarme en sus brazos para siempre. Puro, sincero y bello.

miércoles, febrero 09, 2005

Pasaron las turbulencias

- Ya no tiene porqué seguir viniendo- Esas fueron exactamente sus palabras. - Creo, bueno creemos, que está en el buen camino, y lo ha encontrado usted sola, así que ya no nos necesita- Explicó con una sonrisa en los labios el joven terapeuta. Ella asintió con la cabeza, dio las gracias por todo y se marchó de la consulta.

Habían sido meses duros, pero al parecer lo peor había pasado y ella ya no necesitaba su ayuda. Se metió en una cafetería y pidió un café con leche y una hoja en blanco. Escribió en ella las cosas que habían cambiado últimamente. Intentó recordar en qué momento se perdió todo y cómo fue dejando que se desvanecieran, mar adentro, las ilusiones. Encontró los entresijos, los cruces y las curvas mal tomadas del camino. Descubrió el atajo que la había llevado a perderse. El miedo ya no era miedo, sino una palabra escrita sobre el papel. Ya no había trincheras ni guerras, ni dolor en forma de lanzas, ni lágrimas, ni silencios. Ya no había nada de todo aquello. Sólo el recuerdo de un pasaje, de un tramo turbulento y ácido que la empujó a salir corriendo en busca de ayuda.

Ahora todo eran palabras, sencillos trazados sobre el mapa de su vida. Para ella todo tenía sentido, aunque probablemente no le serviría a nadie más. A lo mejor no valía la pena ni siquiera intentar comprenderlo. Sólo quien había estado cerca podía atisbar el proceso, intuir los cambios. Ella al fin entendía cómo había llegado hasta allí, y cómo había sido que después de tantos meses su terapeuta se había despedido de ella tranquilamente. Sabía lo que había aprendido, y para ello no sólo había tenido que perder su estrella, sino también su cielo y casi el rumbo de su vida. Pero lo había conseguido y se sentía contenta.

Ahora estaba ahí, frente a una hermosa taza y su mapa del tesoro, escurriéndose entre las sombras que dibujaba su mano en el papel, buscando la manera de hacerle entender a alguien lo que había ocurrido dentro de ella, lo que la había hecho despertar del letargo y salvarla de un triste final. No encontraba las palabras, sólo el sentimiento. No encontraba la forma de expresar todo lo que sentía. "A veces -escribía- no se pueden expresar las emociones tal y como las sentimos, no podemos hacer encajar todas las piezas ni entenderlo todo mediante la razón. ¿No será mejor dejar que fluyan?"... Tenía ganas de gritar, de lanzar un beso al aire y que llegara a todos los rincones del universo.

Tenía todavía muchas preguntas, pero ya no sentía el bloqueo que una vez le hizo perder el equilibrio. Había ganado confianza, seguridad, calma y fuerza. Ya no le asustaban las respuestas, pero tampoco preguntar, tropezar o saltar al vacío. A pesar de las turbulencias, estaba más viva que nunca.

martes, febrero 08, 2005

La tienda de juguetes

La empresa no atravesaba el mejor de los momentos. Podían cerrar el negocio y dedicarse a otros asuntos. Muchas personas les habían recomendado que lo hicieran. Además, había muchos compradores interesados en devolverle la vida a aquella vieja tienda de ilusiones en forma de juguetes de madera. Algunas ofertas incluso resultaban atractivas, de no ser porque escondían las peores y más malvadas intenciones. Para empezar, para llevar adelante una tienda de esas caraterísticas hay que tener fe y creer en la magia, en las sonrisas y los viajes fantásticos a otros mundos, y por otro lado, no se pueden vender las ilusiones en malas condiciones, con defectos de fábrica, y eso era justo lo que pretendían hacer aquellos magnates trajeados. Así que, en contra de toda recomendación, decidieron no vender y seguir poniendo sus ilusiones en aquel pequeño y encantador país de de los sueños. Cambiaron los juguetes de sitio, pintaron las paredes y las estanterías de colores. Pusieron el rincón del cuentacuentos para llevar a los más pequeños de viaje a lugares fantásticos. Empezaron a trabajar desde cero, a reconstruir la historia de aquel maravilloso lugar, a inventar nuevos cuentos y juguetes para todos.

Al principio fue duro, tanto que apenas dos niños atrevidos atravesaban el umbral de la puerta cada día. Parecían asustados, pero siempre volvían. Un día, uno de ellos, le preguntó al vendedor por qué había fantasmas colgados del techo. El hombre, sorprendido, le explicó que también eran juguetes y que en aquella tienda había cabida para todos los juguetes del mundo. El niño, muy convencido, le respondió -Para esos no. Nos dan miedo. Por eso ningún niño se atreve a entrar- Y se marchó, cogiendo de la mano a su amiga.

El hombre habló con su mujer, y esa misma noche decidieron quitar todos los fantasmas de la tienda. En la puerta colgaron un cartel bien grande que decía: Prohibida la entrada de fantasmas.

Ahora la tienda es una de las más concurridas de París y quieren convertirla en franquicia internacional. Pero esa idea tampoco convence a los dueños, que siempre han sido muy especiales para eso de la exclusividad y muy fieles a sus principios.

lunes, febrero 07, 2005

La otra cara de la moneda

La moneda siempre tiene dos caras. Y cada historia mil puntos de vista desde los que ser contada...

La noche de Carnaval. Una noche en que unos se ponen las máscaras, mientras otros se las quitan. Todo vale. Mañana no nos acordaremos porque íbamos borrachos. Una noche de sorpresas. Algunas más agradables que otras.

Mientras una pareja se besa apasionadamente en el centro de la pista dos amigos discuten cerca de la barra. Una muchacha pierde a su gente y vuelve andando sola a casa, donde nadie la espera. La impotencia y la rabia la hacen llorar. Un hombre con traje gris envenena a la joven de ojos verdes con un beso prohibido. Una bruja hace de las suyas regalando caramelos a los más pequeños y los príncipes azules se esconden tras las columnas. Las hadas se olvidan del amor y se dejan llevar por la locura del momento. El alcohol y la fiesta están servidos. Las verdades que más duelen aparecen con la quinta copa. Algunas no duelen, pero hielan hasta el alma más cálida. Se desvelan los secretos más oscuros y las máscaras se hacen añicos en el suelo, pisoteadas por el libre albedrío y la hipocresía. Y encima se pone a nevar, por si todavía quedaba algo de calor donde refugiarse.

Después de todo, puede que en realidad Carnaval sean todos los días y esa noche fuera la única en que cada uno era él mismo y no otro. Puede que, por fin, las máscaras desaparecieran y nos hicieran ver en qué consiste esto del teatro de la vida.

domingo, febrero 06, 2005

Mágica noche

Tembló... Ya lo creo que tembló, y yo con ella. La ciudad entera se vistió de fiesta para nosotras y agotamos los garitos, las sonrisas y los bailes. Una noche extraña donde las haya, pero muy divertida. Hay momentos para hacer locuras, para dejarse llevar por la inercia, aunque sólo sea durante un rato. Unas horas en las que lo único que importa es disfrutar de la mejor compañía y la música más "bailable" (aunque no sea tu preferida). Salir a las 10 de la mañana del último local, entrar en la Pza. Mayor y descubrir que está nevando, que el frío no te duele. Dejar que los copos de nieve se mezclen con tu pelo y el alcohol haga el resto. Hoy me tumbé en el suelo y me acordé de ti... Se te ha echado de menos niño.

No todas las noches pueden ser como esta, pero conviene que todos tengamos en nuestro repertorio de recuerdos clasificados, un apartado especial para guardar, al menos, una noche de carnaval. Una noche en la que nada importa más de lo necesario, en que prima el buen rollo, la alegría y las ganas de pasarlo bien. El alcohol y las caras nuevas. Las sorpresas y las princesas encantadas. También los príncipes disfrazados de arlequines que aparecen de la nada y te invitan a un café, o lo que se tercie. Los "Increíbles" y las drag queens buscando los flashes para ser los protagonistas de la noche, de la historia que luego contarán. La noche de las Águedas.

No,esto no es el Carnaval de Las Palmas, ni el de Venecia, ni nada grandioso o mejor que lo que hayáis podido vivir vosotros, pero ha sido nuestra noche de Carnaval Salmantino. Una noche para ser lo que te de la gana, lo que tú inventes para ti, para hacer lo que normalmente no harías, para dejarte llevar y no preocuparte por nada. Una noche para ser libre y disfrutar de cada momento, de principio a fin.

Una noche mágica donde las haya, repleta de vidas cruzadas y anécdotas compartidas. No puede haber muchas noches como esta (por salud más que nada) pero esta queda guardada, clasificada en la estantería de los recuerdos como la Noche de la Risa y la Amistad. Y será, sin duda, un gran recuerdo para todas.

sábado, febrero 05, 2005

"El Corrillo"

Esta ciudad tiene cafeterías en las que me encanta perderme durante horas. Últimamente frecuento "El Corrillo", en la calle Meléndez. Por la mañana, unos capuccinos de los que ya no se encuentran, con la crema de leche más dulce que he probado nunca. A medio día, las cañas y las tostas de jamón. Por la tarde, un buen zumo y gran variedad de tartas para deleitarte. Y por la noche... por la noche velitas en las mesas y una buena copa de vino tinto. Todo amenizado con el mejor jazz y chill out de la ciudad.

Me siento en un rincón y saco mi libreta. El menú, el citado según la hora del día. Pasan las horas sin darme apenas cuenta, mientras voy tiñendo las hojas de ideas y sueños. No es extraño que alguna vez alguien se quede mirándome con cara de "que solita estás". Ellos no lo saben, pero nunca estoy sola. Por suerte nadie puede meterse en mi mente y descubrir lo bien acompañada que estoy. Muchos se sorprenderían.

Hoy hemos roto la tradición y hemos empezado el día con cañas y tapas, mientras nos poníamos al día de todo. Había mucho que contar. Hemos vuelto a filosofar sobre la vida y las relaciones, sobre el amor (son nuestros temas favoritos) y el sexo. Opiniones para todos los gustos.

De vuelta a casa he hecho memoria y me he dado cuenta de que los sitios que más me gustan de esta ciudad los he compartido contigo. Algunos, sólo contigo. Me gusta encontrarte en cada uno de ellos, sentado en nuestra mesa leyendo el periódico frente a un capuccino y un trozo de tarta. Que me mires, me guiñes un ojo y me invites a acompañarte de forma picarona. Me gusta encontrarte en todos los rincones que son nuestros. Y de hecho, lo hago casi todos los días.

viernes, febrero 04, 2005

Libre

Ahora sí!... Acabé!... Vuelvo a ser libre, por fin... No me atrevo a hacer predicciones, pero en estos momentos no me importan demasiado los resultados, sino la liberación que siento, la calma, y este terrible dolor de cabeza... Sabina me da la enhorabuena y mis padres ya me han llamado dos veces para asegurarse de que he acabado "mi trabajo" satisfactoriamente... Creo que descansaré un rato y luego me iré a mi librería favorita a regalarme un buen libro y un enorme capuccino para empezar a leerlo. Puede que lo acompañe con un trozo de tarta chocolate de esa que hacen en el Mandala... mmm... Con nata por encima y virutas de chocolate blanco... Puede que incluso me regale alguna canción de amor y un largo paseo por esta preciosa ciudad, una chapita original para mi chaqueta o unos calentadores para mi falda nueva... Puede que hoy te dedique un poco más de tiempo del habitual y me pierda entre tus cuentos una vez más...

Ansiada libertad... al fin libre!

jueves, febrero 03, 2005

El final

"Sólo un poco más Irene"... "Un último esfuerzo"... "No importa que ellos salgan de fiesta esta noche... Tú saldrás mañana"... "Ánimo que sólo son unas horas más"... "El esfuerzo vale la pena"... Y así me he pasado todo el día, y parte de la noche, tragándome la envidia por no poder arrasar junto a ellos la ciudad... Mañana tengo el último examen y hay que hacer el spring final. Dormir un par de horas y llenar los últimos folios en esa gélida Aula Magna. Psicopatología, una asignatura igual de interesante que interminable...

En fin, que esta noche estoy agobiada, nerviosa y cansada... pero mañana... Mañana temblará Salamanca, y yo con ella!!

Declaración de amor

Volvía a casa después de un largo día. Había tenido dos exámenes y estaba muy cansada. Sólo pensaba en dejarse caer en la cama un rato para tomar fuerzas y poder arrasar esa misma noche todos los garitos de la ciudad. En el buzón, una carta:

"¿Cómo lo haces para alegrarme los días de esta manera? ¿Para dejar que te alegre?¿Para devolverme las ganas de reir cuando las cosas se nublan o hacerte reir cuando algo se tuerce?... La verdad es que nunca me habría imaginado que las cosas sucedieran así, y cómo me alegro de haberme equivocado... Cuando estamos juntas el tiempo pasa muy rápido, las sonrisas son interminables, aunque estemos agobiadísimas o muertas de miedo. Aunque estemos algo melancólicas o tristonas siempre tenemos algún as en la manga para regalarnos, para recordarnos todo lo bueno que estamos viviendo...

Tienes un encanto que no tiene nadie, una forma peculiar de ver la vida y de vivirla. Muchos no te entenderán o no compartirán tus opiniones, pero a ti no te importa más de lo necesario. Eres lo que haces. Dices lo que piensas. Vives lo que sientes y sueñas lo que vives...

Sabes que no siempre estamos de acuerdo, que no compartimos algunas ideas respecto a temas concretos (la sexualidad, el amor y la psicología suelen ser los más polémicos)... pero siempre nos escuchamos y respetamos, nos debatimos e inventamos las teorías más eclécticas y simpáticas. Solemos encontrar el término medio, el punto de encuentro, el nexo de unión. No nos quedamos en lo superficial de las cosas, sino que damos unos pasos más, hasta donde lleguemos... Hablamos el mismo idioma.

Me gusta cuando me riñes, cuando me llamas xiquitina, baby o pituky. Cuando me regalas abrazos mientras dormimos, aunque no siempre me entere... Cuando me dices lo equivocada que estoy y me planteas tus hipótesis, tus teorías del amor, del alcohol o de las relaciones familiares. Me gusta que me mimes y que siempre tengas un hueco para mi en tu cama y en tu agenda. Me gusta que me leas y me dejes leerte. Me gusta que sonrías y que bailes cerca de mi, ver esa facilidad con la que te desenvuelves entre la gente. Me gusta verte feliz, radiante y graciosa, sencilla y natural como eres. Me gusta la cara que pones cuando te regalo por sorpresa el libro aquel de Benedetti que un día deseaste en voz alta.

Me gusta que hayas aparecido en mi vida para desmontar algunos de mis esquemas, para enseñarme nuevos puntos de vista y aprender junto a mi. Para recordarnos la una a la otra que no todo el mundo habla nuestro mismo idioma ni tiene porqué aprenderlo.

Me gusta que sepas que estoy aquí, que puedes contar conmigo. Que aun a pesar de nuestras diferencias o defectos, estemos aprendiendo a querernos y aceptarnos, a compartir este tramo del viaje y puede que todo. Espero que todo (puestas a pedir...).

Y como ya sabes, este es mi idioma, esta es mi manera de decirte que me importas, que te quiero y que de una forma u otra, siempre estaré a tu lado. En lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad... bla, bla, bla. Sí quiero.

Un millón de besos y achuchones. "

miércoles, febrero 02, 2005

Moleskine

Llevaba tiempo escribiendo en una libreta pequeña de tapas duras, de unas 500 hojas de papel reciclado. Pero el 11 de Junio de 2004, la persona más especial me hizo el regalo más especial.

Mi viejo cuaderno acabó sus días en un lugar privilegiado de la estantería de mi habitación, y fue sustituido por una preciosa Moleskine de tapas negras que viajó al otro lado del océano. 240 páginas, un millón de frases, ideas, lágrimas, recuerdos, cuentos e historias que jamás olvidaré.

Lo primero que hice, tal y como manda la tradición, fue numerar cuidadosamente cada una de las hojas en blanco. Lo segundo, poner mis datos y la recompensa para quien la encontrara en caso de extravío ("Una tarde de capuccinos y sonrisas, a mi cargo"). Lo tercero, escribir la fecha en la parte superior derecha de la hoja número uno y las primera ideas: "Entre libros y lenguas", "Me encanta el ruido que hacen mis tacones al golpear el suelo, marcar el ritmo", "Rastro de ti" y "Temblar contigo". El resto vinieron rodadas, casi sin darme cuenta. El viaje a Barcelona, a El salvador, el regreso a Valencia, a Zaragoza y la preparación de mi traslado a Salamanca fueron los responsables. Los viajes y una bella historia de amor . Si tuviera que ponerle un nombre a ese cuaderno, sin duda, sería el tuyo.

Ya no quedaba espacio para continuar escribiendo,pero las ideas y sueños seguían agolpándose en mi cabeza, y en folios que guardaba en cualquier cajón, así que el 15 de Octubre me hice con un nuevo cuaderno, uno morado (en esta ciudad no saben lo que es una Moleskine), con el que comenzaba una nueva etapa de mi vida, en una nueva ciudad y envuelta en circunstancias diferentes. Mis idas y venidas, el periodo de adaptación y la pérdida de lo que más quería fueron llenando las hojas en blanco de mi nuevo compañero de viaje. La primera frase: "La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante", de mi querido Ismael Serrano. Su nombre sería, "Naufragio", y no sólo por su contenido, sino porque así es como murió, naufragando dentro de mi mochila a manos de una botella de agua despiadada.

El 24 de Noviembre comenzó mi fantástico viaje por la blogosfera. Mi Pequeño Nuevo Mundo nacía con las mejores ilusiones y la fuerza necesaria para empezar de nuevo, para seguir haciendo lo que más me gusta (escribir, reflexionar, imaginar, crear...), y rescatar los mejores momentos, que no tienen porqué ser siempre buenos. Se ha convertido en mi cuaderno de viaje, en mi kit de supervivencia particular. El nombre, ya sabes de donde viene.

Hoy, 2 de Febrero, he decidido hacerme con un nuevo cuaderno, pequeñito, para llevar en el bolsillo, para poder anotar en él todas esas cosas que aparecen en mi cabeza en cualquier momento, en cualquier lugar. Un lugar reservado a mi intimidad y mis delirios. La primera frase: "Es curioso que en tan poco tiempo hayan naufragado tantas cosas... Volvemos a empezar". Porque las mejores ideas no suelen aparecer frente a la pantalla del ordenador. Su nombre ya se me ocurrirá, aunque espero que para entonces pueda ser sustituido por una preciosa Moleskine.

martes, febrero 01, 2005

Atrapada

Perdida y desconcertada. Sin saber hacia dónde mirar ni qué buscar. A quién. La cama revuelta y vacía. La almohada húmeda por las lágrimas derramadas. El corazón acelerado y escocido. Nada la calma. Los ojos en blanco, como si hubiera visto un fantasma, pueden reflejarse en el cristal de la ventana. La luz no entra. Se queda fuera. Ella no es ella, pero es otra que la mira y odia.

Cristales. Sangre por todas partes. Gritos desgarrados. Revienta el alma. Vence el cuerpo. Taquicardia. Sudor helado. Horror. Impotencia. Lágrimas y más lágrimas.

Se incorpora en la cama, angustiada y jadeante. No busca nada. Las paredes blancas, impecables. Su alma, intacta pero asustada... Y una voz que la llama desde la ventana.

Perdida y desconcertada. Sin saber hacia dónde mirar ni qué buscar. A quién. La cama revuelta y vacía...